Presidentes de los principales Bancos Centrales coincidieron en señalar que aun cuando sea dolorosa la estrategia para reducir la inflación será mucho mejor que esperar el acelerado aumento de los precios se consolide.
Señalaron que la presión inflacionaria ha superando máximos de varias décadas en todo el mundo, como lo es el aumento de los precios de la energía, los cuellos de botella en la cadena de suministro tras la pandemia y, en algunos casos, en mercados laborales esta la amenaza de una espiral de precios y salarios difícil de romper.
«Es muy probable que el proceso implique algo de dolor, pero el peor dolor sería no abordar esta alta inflación y permitir que se vuelva persistente», dijo el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, en la conferencia anual del Banco Central Europeo en Cintra, Portugal.
La presidenta de Banco Central europeo (BCE), Christine Lagarde, dijo que la baja inflación de la época anterior a la pandemia no volverá y que la entidad, que subestimó de forma persistente el crecimiento de los precios, debe actuar ahora porque es probable que el alza de mantenga por encima del objetivo del 2% durante los próximos años.
Apuntó que el camino para reducir la inflación es estrecha, sin embargo dijo. «El mayor error a cometer, digámoslo así, sería no restablecer la estabilidad de precios».
Agustín Carstens, director general del Banco de Pagos Internacionales (BPI), un grupo que integra a los bancos centrales, dijo que las autoridades monetarias dieron un primer paso al reconocer que tenían un problema. Ahora su trabajo es endurecer la política, ya que los riesgos están aumentando.
«Deben intentar (…) evitar la transición completa de un entorno de baja inflación a uno de alta inflación, en el que esta alta inflación se afiance», dijo Carstens en la reunión del BCE. «Deben evitar que se produzca este círculo vicioso».
El BCE ya anunció subidas de tasas en julio y septiembre, mientras que la Fed las aumentó en 75 puntos base en junio y podría optar por una medida similar en julio.
El Banco de Inglaterra elevó los tipos en 25 puntos, hasta el 1.25%, este mes -su quinto movimiento consecutivo- y dijo que actuará «con más fuerza» en el futuro si ve una mayor persistencia de la inflación.
«Habrá circunstancias en las que tendremos que hacer más», dijo el gobernador del BoE, Andrew Bailey, en la conferencia. «Todavía no estamos ahí en términos de la próxima reunión. Todavía falta un mes, pero eso está sobre la mesa».
«No obstante, no hay que asumir que es lo único que está sobre la mesa», dijo, refiriéndose a otra alza de 25 puntos base.
Bailey afirmó que la economía británica se encuentra ahora claramente en un punto de inflexión y comienza a desacelerarse.