Un tren de pasajeros que circulaba por el este de Irán chocó contra una excavadora y casi la mitad de sus vagones descarrilaron en la madrugada del miércoles, y al menos 21 personas fallecieron y otras 87 resultaron heridas, reportaron las autoridades.
El incidente, ocurrido de la ciudad desértica de Tabas, es el último desastre que golpea a la República Islámica en las últimas semanas, en un momento en que Teherán lucha contra las sanciones de Estados Unidos y la vuelta al pacto nuclear internacional parece incierta.
El tren, operado por la empresa estatal Ferrocarriles de la República Islámica y que llevaba unas 350 personas a bordo, cubría la ruta entre Tabas, que está a unos 550 kilómetros al sureste de la capital, Teherán, y Yazd, en el centro del país. Impactó contra la excavadora en un paso subterráneo en una zona rural, lo que hizo que los vagones y los pasajeros saltasen por los aires.
“Los pasajeros botaban en el vagón como pelotas en el aire”, afirmó un pasajero no fue identificado en declaraciones a la televisora estatal.
La agencia noticiosa estatal IRNA hizo pública la cifra de fallecidos citando a funcionarios de los servicios de emergencias.
Equipos de rescate con ambulancias y helicópteros se desplazaron hasta la remota zona, donde las comunicaciones son malas. Más de una docena de personas estaban en estado crítico y algunas fueron trasladadas a hospitales locales, indicaron las autoridades.
Imágenes aéreas del lugar del desastre mostraron vagones tumbados sobre su costado.
La televisora estatal emitió más tarde imágenes de un hospital donde los heridos recibían tratamiento. Uno de ellos contó que sintió que el tren frenaba de forma repentina y después ralentizaba su marcha antes de descarrilar.
El reporte señaló que el accidente está siendo investigado. Las primeras informaciones sugirieron que el tren colisionó con una excavadora cerca de la vía, aunque no estuvo claro de inmediato qué hacía el vehículo tan cerca de los raíles por la noche. Un funcionario sugirió que podría deberse a unas obras de reparación.
El presidente Ebrahim Raisi ofreció sus condolencias a las víctimas del accidente y anunció una investigación para determinar sus causas.
El peor desastre ferroviario del país se produjo en 2004, cuando un convoy descontrolado cargado con gasolina, fertilizando, azufre y algodón se estrelló cerca de la histórica ciudad de Neyshabur y provocó 320 muertos, unos 460 heridos y daños en cinco aldeas. Otro siniestro en 2016 dejó al menos 43 fallecidos y cerca de un centenar de heridos.
Irán tiene alrededor de 14 mil kms (8 mil 700 millas) de líneas ferroviarias por las que personas y mercancías se mueven por todo el país, especialmente en zonas rurales.
Cada año, el país tiene en promedio unas 17 mil muertes en sus carreteras, uno de los peores registros de seguridad vial del mundo. El alto número de víctimas se atribuye a la falta de aplicación de las leyes de tránsito, vehículos inseguros y servicios de emergencia inadecuados.
El país, que ya está asfixiado por las sanciones estadounidenses por el colapso de su acuerdo nuclear con las potencias mundiales, estaba llorando la muerte de al menos 41 personas tras el derrumbe de un edificio en el suroeste.