Dio inicio la Cumbre de las Américas en Los Ángeles, California donde se intenta dar a conocer “la nueva relación” del gobierno de Joe Biden con el hemisferio.
Esta cumbre mantiene los fantasmas de una división en el continente, principalmente entre los aliados a Estados Unidos y los que nuevos regímenes políticos de América Latina.
sus aliados estadounidenses que se oponen a la inclusión de Cuba y Venezuela en estas cumbres.
Biden y sus estrategas están optando por privilegiar la relación con la capital de la derecha latinoamericana inexplicablemente ignorando lo que el presidente Barack Obama entendió hace unos pocos años: la política estadunidense hacia Cuba dañaba la relación de Washington con casi todo el hemisferio.
Según expertos, diplomáticos y algunos políticos, el problema mayor no está en La Habana, Caracas o Managua, sino en un Washington que aparentemente no ha entendido los cambios en América Latina y que a pesar de la proclamación de Biden de que “America is back”, ya no tiene la misma influencia ni poder que en el siglo pasado.
La Casa Blanca afirma que el objetivo de la política estadounidense en esta cumbre es promover “la visión de una región segura, de clase media y democrática como algo que está fundamentalmente en el interés de seguridad nacional de Estados Unidos”.
Vale recordar que la Cumbre de las Américas nació del llamado “consenso de Washington” que planteaba un hemisferio de “democracias de libre mercado” vinculadas por acuerdos de libre comercio que culminaría en un Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA). México fue el modelo a seguir con el TLCAN.