Por Víctor Barrera
Todo indica que será después de las elecciones que se celebraran el próximo 5 de junio en seis estados de la república cuando Morena ponga toda la maquinaria a trabajar para poder tener en su dominio uno de los organismos ciudadanos que ha demostrado un trabajo encaminado más a dar resultados a la ciudadanía que a los partidos políticos, me refiero al Instituto Nacional Electoral (INE).
Esto es aprobar la propuesta de reforma política-electoral que presentará Andrés Manuel López Obrador, y que tiene como eje principal dar paso a un nuevo organismo electoral con consejeros alineados a la 4T, para con ello impedir la alternancia en el poder.
Esto encubierto bajo una elección popular para que los consejeros electorales sean elegidos por voto ciudadano, al igual que los integrantes del Tribunal Electoral, pero propuestos por los tres poderes, lo que nos regresa a que serán los partidos políticos quienes propongan a los nuevos Consejeros Electorales y Magistrados del Tribunal Electoral, y ratificados con su voto por la ciudadanía, es decir, seguirá el reparto de cuotas entre estos institutos políticos, pero ahora sumándose los intereses del Poder Ejecutivo y el Judicial.
El objetivo es claro, Morena quiere aprobar una reforma que le garantice mantenerse en la presidencia, porque si se logra la reforma antes del 2024, el poder de este partido y sus aliados será verdaderamente superior, por lo que podrían descalificar cualquier resultado que les sea adverso en las urnas.
Tanto López Obrador como sus empleados los que forman el comité directivo de Morena, saben bien que tener en sus manos o tener gente afín en puestos claves en el INE y el Tribunal Electoral permitirán adecuar las cosas para salir beneficiados.
Ellos siguen pensando que los candidatos no son tan importantes, sino el Movimiento mismo, y tener de su lado a quienes organizaran y calificaran los comicios podrán suavizar y adecuar los resultados.
Si las llamadas “corcholatas” no logran permear el ánimo del electorado, se podrá recurrir a la ampliación de mandato, porque podrán justificar que se está consolidando el proyecto de la 4T y por ello se necesitará unos años más para dejarlo totalmente formalizado.
Si la “corcholata” elegida como candidata o candidato pierde, se podrá alegar que la oposición realizo violaciones a la ley electoral y por ello se deberá anular totalmente la elección.
Entonces, de logar la tan anhelada reforma política-electoral, tanto el INE como el Tribunal electoral se sumarán a las otras instituciones que pudieron oponerse a este proyecto hegemónico como la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la Fiscalía General de la República, el Poder Legislativo, la CNDH y el ejército que ya han sido cooptadas.
Restan 28 meses para terminar con este sexenio, y la maquinaria de Morena empezará a aceitar cada uno de los engranes para alcanzar el objetivo de tener de su parte todo el poder.
Qué importa la crisis económica y sanitaria, el desabasto de medicamentos y de combustibles, la violencia y la inseguridad pública, la violación fragante y sistemática al estado de derecho y a los derechos humanos.
La violencia de género, la inflación, los feminicidios, el asesinato de periodistas y de activistas sociales y toda la retahíla de fracasos que han puesto a este gobierno como uno de peores desde que se instituyó el régimen democrático.
Lo importante es mantener el poder a costa de lo que sea