Productores de arroz de Morelos solicitaron al presidente Andrés Manuel López Obrador una mejor ganancia, préstamos de recursos económicos, requisitos más flexibles para acceder a los apoyos gubernamentales para mejorar la producción de este grano, que los gobiernos del estado y municipios los ayuden a promover su producto y ampliar la superficie de siembra, ya que se están quedando sin tierra para producir alimentos ante el crecimiento desmedido e irregular de la mancha urbana en cada uno de los municipios del estado.
Jesús Solís Alvarado, presidente de Arroceros del surponiente de la entidad, informó que este cultivo está en “decadencia” desde que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio (TLC) en 1994, pues antes del acuerdo entre México, Estados Unidos y Canadá, se producían en la entidad 36 mil toneladas en 6 mil hectáreas, pero en 2021 sólo cosecharon 6 mil 600 toneladas en 650 hectáreas. Señaló que actualmente se importa 80 por ciento de este alimento, según estadísticas gubernamentales y de los productores.
Lamentó que “a partir de los 90 se dejó de producir arroz, porque con el TLC se importó más barato, pues era subsidiado por los gobiernos de esos países, por lo que llegaba más barato a México. Entonces se dejó de producir, y ante la competencia desleal la industria arrocera en México empezó a decaer, y también afectó a Morelos”.
El dirigente arrocero resaltó que este año bajará más la producción (calculó sólo unas 6 mil toneladas), porque los campesinos arroceros morelenses no tienen incentivos para sembrar. Apuntó que muchos no tuvieron los 40 mil pesos que requieren para invertir en cada hectárea que se siembre de arroz, también se enfrentaron al aumento hasta de 300 por ciento en el costo de los fertilizantes, presuntamente por la guerra entre Rusia-Ucrania. Otro punto en contra es que los jóvenes ya no quieren laborar en el campo y quienes lo hacen cobran más.
Ante esto, Solís Alvarado pidió a López Obrador más ganancia en la siembra de arroz, porque aunque reconoce que en este gobierno les compra en 6 mil 500 pesos la tonelada en el molino de arroz, y Seguridad Alimentaria Mexicana les aporta un apoyo como precio de garantía de 2 mil 100 pesos a productores más antiguos, y mil 400 pesos a los nuevos, sí requieren de más incentivos para doblar la siembra del próximo año, porque este cultivo es muy “laborioso y delicado”.
Pidió también flexibilizar el acceso a apoyos de los programas gubernamentales, aseguró que muchos campesinos no poseen las tierras, y casi siempre los dueños son personas de la tercera edad que se niegan a prestarles su credencial de elector y los certificados de sus parcelas, porque “temen que los despojen”, y esos documentos son necesarios para obtener la ayuda, si no se quedan sin 6 mil 500 pesos de beneficio por hectárea al año.
Solís Alvarado renta tres hectáreas (él no cuenta con tierras propias) en el ejido de Panchimalco, municipio de Jojutla, ahí él y 10 jornaleros plantan el pachol (la varita de arroz de unos 10 centímetros) en bordes de tierra, que hacen con sus manos, en surcos anegados en agua proveniente de un canal de riego que surte el río Apatlaco.
De esas hectáreas obtendrá 30 toneladas equivalente a 30 mil kilos de arroz, y calcula que obtendrá unos 79 mil pesos por cada hectárea (sin contar el costo de las comidas y gastos diarios del productor y toda su familia que tiene que trabajar para obtener esa cantidad).
Aclaró que aunque sí hay ganancia, muchos productores ya no siembran, pues aseguran que no deja suficiente para la manutención de todo el año de la familia (este cultivo es anual), además es muy difícil andar diario en el lodo y en el agua que es donde se siembra.
Puntualizó que los productores se han desencantado con el arroz, pues en muchas hectáreas que antes se usaban o rentaban para sus cultivos ahora ya hay obras o casas a medio construir. Otra cuestión que los “deprime” es que el molino de arroz les compra el kilo a 6.50 pesos y éste lo vende hasta en 45 pesos.