La crisis inflacionaria es uno de los problemas más graves que enfrenta México y que tiene efectos devastadores entre quienes menos tienen. El gobierno se ha tardado en combatir el alto incremento en precios, por lo que la Bancada Naranja presentó medidas urgentes para contener la inflación.
En México millones de familias sufren los estragos de una brutal inflación. Más allá de ser un fenómeno global, hay medidas que debemos implementar: alentar la competencia fortaleciendo la Cofece, facilitar el comercio internacional y defender la autonomía de Banxico: Álvarez Máynez”
Frente a una de las peores crisis inflacionarias en México en los últimos 20 años, la Bancada Naranja presenta medidas urgentes para combatir la inflación y blindar la economía familiar. El gobierno debe actuar de manera inmediata, reconocer que se trata de un problema mundial y que se presenta en un contexto de recesión.
El gobierno se ha negado a combatir el alto incremento en precios, por lo que la Bancada Naranja propone diversas medidas para contener la inflación de manera urgente. Proponemos extender la contención de precios, como sucedió durante el peor momento de la pandemia; fortalecer a la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) para disminuir los precios a través de la competencia; implementar medidas de política comercial internacional, como inversiones en infraestructura fronteriza, marítima, y carretera para reducir costos de transporte; y que el Banco de México (Banxico) haga valer su autonomía con una política monetaria responsable frente a esta emergencia.
La crisis inflacionaria tiene efectos devastadores entre quienes menos tienen, al reducir aún más el poder adquisitivo de las familias más vulnerables. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, la inflación lleva 17 meses a la alza, y se estima que este porcentaje perdure durante todo el 2022 y 2023 de acuerdo con Banxico. De no impulsarse medidas alternas, la crisis se puede agudizar.
La inflación que vive el país tiene un componente coyuntural y uno estructural. El gobierno debe ejercer todas las medidas a su alcance para detener este fenómeno monetario antes de que tenga efectos irreversibles en las posibilidades de consumo de la población, especialmente de las familias más vulnerables.