Por Víctor Barrera
La forma en la cual actúa Andrés Manuel López Obrador es de sorprender no solo a extraños, sino también a su gente cercana, porque el tabasqueño, demuestra que en ocasiones no analiza su actuar y sus dichos.
Lo demuestra convirtiendo una conferencia oficial, porque la realiza el titular del Ejecutivo, en un simple espectáculo donde lo mismo puede agredir verbalmente a científicos, académicos, políticos, periodistas, clase media y todo aquel que no comparte sus ideas, hasta utilizar canciones para tratar de que la gente entienda sus “ocurrencias”.
Esto es preocupante, porque nadie sabe con qué animo amanece cada mañana López Obrador y que será lo que improvise durante sus conferencias que son maratónicas.
En alguna ocasión alguien manifestó que es difícil que mantener la atención de un espectador por más de 15 minutos, pero López Obrador hace la proeza de sumar hasta dos horas en sus conferencias, mejor conocidas como “mañaneras”.
Ser el centro de atención ha convertido a esta conferencia en un desfile de temas como pasajes históricos, efemérides, la parte cómica donde insulta a quienes no piensan igual a él, apoyado por quienes siguen esperanzados en un cambio que no llegará.
Esto ha dejado que el trabajo del Ejecutivo este más encaminado a mantener su popularidad para estar en una página de la historia, locuaz ya logro como el peor sexenio que hemos tenido en el país. Principalmente porque ante la falta de visión, el gobierno federal, ha dejado las oportunidades que ofrecen circunstancias adversas como se viven en este momento a nivel global.
México puede convertirse en destino fundamental para muchas empresas que realizan el Nearhoring, que es la transferencia de procesos de negocio o de tecnología a terceros ubicados en destinos lejanos, con el fin e mantenerse sus servicios y productos en países que puedan comprarlos.
La oportunidad de atraer inversión que tiene nuestro país es única a nivel global, esto por que compartimos frontera con la economía número uno a nivel mundial.
Sin embargo, la falta de visión para aplicar políticas públicas que permitan hacer realidad esta potencialidad, nos mantiene solo a expensas de lo que suceda con la economía de Estados Unidos para que pueda jalarnos en su crecimiento.
México requiere de ofrecer certidumbre jurídica y social a las empresas para invertir, además ahora esto se suma la certeza de contar con energía limpia, segura y abundante para los siguientes años, que mantenga su productividad en la zona norte del continente.
México tiene esa oportunidad, pero si no se toman las decisiones correspondientes, se dejarán pasar.