Por Víctor Barrera
La obsesión de querer pasar a la historia como uno de los mejores presidentes de México, hace que Andrés Manuel López Obrador, siga estableciendo ocurrencias que en nada benefician al país, sino todo lo contario.
La iniciativa de reforma a la Ley Minera que se aprobó de manera irregular, sin la participación de los diputados de oposición, era innecesaria porque el litio y cualquier otro mineral, que se sustraiga del subsuelo, están ya reconocidos en la Constitución como propiedad de la nación.
Por lo tanto, no puede señalarse que ha sido un triunfo de López Obrador y sus legisladores, Morena, PT y PVEM, cuando esto ya era ley.
Lo preocupante es la creación de lagunas legales que posiblemente sea un problema para nuestro país en los siguientes años, si no se especifican leyes a favor de obtener recursos en el otorgamiento de concesiones limitando a su vez las ganancias que pueden aspirar los concesionarios.
Se escucha impactante señalar que México es dueño del litio que existe en el suelo del país, algo lógico; Pero para poder extraerlo y convertirlo en insumo para materias primas es necesario establecer infraestructura adecuada y hasta el momento nuestro país no cuenta con esa parte, tampoco conocemos que cantidad de litio tenemos, yacimientos y en que lugares específicos se encuentran, por lo que para llegar a ello se hace necesario establecer programas de investigación que cuesta también grandes cantidades de recursos económicos, humanos y materiales.
Además, en esta reforma, no se establece claramente una seguridad jurídica, para quienes estén en el ánimo de invertir en este sector dentro del país, Esto por el momento detiene estas inversiones y si no se establecen en tiempo prudente, de poco servirá tener este material si no podremos aprovecharlo.
De acuerdo a esta Ley, en su artículo 10, se manifiesta que los materiales estratégicos serán manejados por el estado y que de este dependerá la concesión o permisos a otorgar, algo que es genérico, porque no se establece cuáles son esos materiales estratégicos y tampoco que autoridad será el encargado de definir a estos materiales y otorgar esas concesiones a inversionistas.
Sin duda, nuestros legisladores siguen solo haciendo su trabajo, con la consigna de quedar bien con el jefe, una lealtad ciega y no lo hacen, como ellos lo apuntan, a favor de la nación para todos los mexicanos que en verdad somos quienes pagamos sus salarios.
Una vez más se comprueba que esta administración federal no tiene establecidos de manera concreta los objetivos a conseguir en el mediano y largo plazo y todo lo engloban en una llamada cuarta transformación (4T), que ellos mismos desconocen.
Si no sabemos el puerto de destino, nuestro barco seguirá navegando a la deriva .