Las cadenas de suministro, que tienen demasiado capital invertido en sectores productivos estratégicos, provocaron que México mejorara su índice de confianza para la inversión, pero el país sigue fuera de las 25 economías más atractivas a nivel mundial para canalizar inversión directa.
Así lo reveló el Índice de Confianza de Inversión Extranjera Directa 2022, elaborado por el Global Business Policy de Kearney, quien sostiene que las perspectivas de cambios institucionales, las expectativas en las reformas que dan competitividad a la economía moderna, como la energética, y las inversiones del gobierno federal en infraestructura, son los temas que contrarrestan el posicionamiento positivo con los inversionistas globales.
Durante la presentación del índice de confianza, edición 2022, Ricardo Haneine, socio director de Kearney en México, explicó que las cadenas de suministro en las principales empresas automotrices, del sector eléctrico y electrónico, entre otras, detonan una estabilidad en la inversión porque hay demasiado capital invertido y sus flujos de inversión son muy importantes.
Pero de ahí al potencial de lo que debe estar México en inversión productiva hay una brecha muy importante, por lo que el país se ha mantenido al depender de ciertos factores de competitividad global, pero no avanza por los temas antes mencionados que contrarrestan la inversión.
También, de darle luz verde a la reforma eléctrica, México se restará competitividad. “Los inversionistas que ya tienen inversión en el país ya no van a tener otro nivel de inversiones, es decir, se acaban sus inversiones y ya no van a invertir, y el mensaje para los futuros inversionistas potenciales va a ser muy negativo”, describió Haneine.
El especialista añadió que un futuro claro para México de aprobarse la reforma eléctrica -cuya iniciativa dice que limita la participación del sector privado en la producción de energía eléctrica a 46 por ciento, dejando a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) 54 por ciento; también elimina los certificados de energías limpias, que incentivaba la inversión en fuentes de energía renovable; desaparece a los órganos reguladores autónomos y prohíbe la posibilidad de otorgar concesiones para extraer litio- dejaría a México en un claro estancamiento económico.
De acuerdo con datos del Índice de Confianza de Inversión Extranjera Directa, el cual se calcula de una encuesta anual de ejecutivos de negocios globales que clasifica a los mercados que probablemente atraerá mayor inversión extranjera directa en los próximos tres años, México está fuera de los 25 países más atractivos.
Tan sólo en 2017 México se ubicó en el lugar 17, posteriormente cuando no se aprobaron reformas estructurales en la administración de Felipe Calderón en materia energética, salió de la tabla de los 25 y regresó con la aprobación de la reforma energética.
“Las políticas que no están encaminadas a la competitividad, al respeto de la legalidad y el Estado de derecho o al vacío de las mismas reformas, frenan el atractivo de México para llegar a un alto potencial de inversión extranjera directa, que induce al crecimiento económico”.
El socio director de Kearney en México aseveró que en la medida que se pierdan flujos de inversión se deteriora la estabilidad macroeconómica, que se ha mantenido por más de dos décadas, pues empezará a dañarse la cuenta corriente y los flujos de capital, lo que provocaría un efecto dominó en finanzas públicas, inflación y crecimiento económico.