Por Víctor Barrera
Andrés Manuel López Obrador empieza a preocuparse ante los resultados que arrojan encuestas que lo colocan ya por debajo del 58 por ciento de aceptación en los últimos meses y si a esto se suma algunos hechos que han ocurrido a su alrededor le siguen restando credibilidad de su persona.
De acuerdo a estas encuestas, AMLO ya aparece por debajo de la popularidad que tenía Felipe Calderón, si se toma en cuenta el tiempo y meses similares.
López Obrador se mantiene en las pláticas de muchos mexicanos principalmente por lo de la “Casa Gris” un hecho que no ha podido sacudirse y que al igual que a Peña Nieto con el caso de la “Casa Blanca”, posiblemente sea un elemento que no podrá sacudirse en lo que resta de su administración.
Este hecho mostró que AMLO, cae en los mismos errores que antes criticaba, como de que sus familiares y personas muy cercanas a él muestran grandes riquezas, o son beneficiados por la administración que prometió que no se manejaría con los vicios de las administraciones anteriores.
Es cierto que para el 2024, falta mucho tiempo, y posiblemente las encuestas que salen día a día no pueden valorarse a largo plazo, porque estas son cambiantes, pero es un hecho que la gente que pertenece al “pueblo bueno” empieza a manifestar incertidumbre sobre mantener la confianza al tabasqueño, ante la elevación de los precios en los alimentos y energéticos, sumado a la falta de empleos y la descomposición que presentan sistemas como salud, ante la pandemia el covid-19 que dejo de lado otras ocupaciones de enfermedades como el cáncer y el educativo que ahora presenta la cancelación del programa de Escuelas de Tiempo Completo, hacen pensar a esta gente, si se quiere la continuad del proyecto de la 4T.
AMLO está preocupado y es por ello que empieza a descalificar la consulta popular respecto a la revocación de mandato, que él y su Movimiento Político han promovido, porque entiende que no se lograra el porcentaje suficiente para manifestar que la gente está aún a su lado.
La narrativa de López Obrador ahora tendrá que buscar otras vertientes porque los últimos caminos tomados le han sido adversos, como el caso de la casa de Houston, donde por más explicaciones que se den no podrá evitar que se compare a esta administración con la de José López Portillo, donde la corrupción manifestó cifras bastante altas con un daño a la economía nacional y de las familias.
El intento de desprestigiar a la prensa ha sido otro derrotero que no le ha funcionado y que al contrario podría, en el corto plazo, convertirse en un factor que demuestre que AMLO solo se maneja a favor de su figura y utiliza todo lo que está a su alcance para mantener su popularidad y cuando esos elementos no le sirven los desecha.
Entonces el discurso crítico sobre el pasado ha ido perdiendo fuerza, porque si bien a la sociedad le queda claro que es de enorme complejidad el proceso de cambio, hasta el momento AMLO no ha demostrado una sola acción para que este sea más terso y durante estos tres años como titular del poder Ejecutivo, ha mantenido excusándose de la falta de resultados porque sus adversarios no se lo han permitido, a pesar de que su movimiento tiene mayoría en el poder Legislativo.
Los rubros sobre economía, seguridad y en algún sentido la corrupción no está siendo bien evaluados y en buena medida se debe a que la ciudadanía se está viendo afectada en su cotidianidad y no encuentra mejores condiciones de vida, sino al contrario un mayor deterioro.
AMLO muestra preocupación y su gente poco le ayuda, y ahora busca remediar esto a través de reuniones con sus más fieles seguidores para empezar a establecer la estrategia con miras al 2024, y la continuidad de su proyecto.