Por Víctor Barrera
Con el comienzo de un conflicto bélico hay dos cosas predecibles, habrá muerte de personas inocentes como consecuencia del capricho de uno o dos líderes que ambicionan mantener un poder y expandirlo lo más posible. La segunda es que dejará, no solo en los países en conflicto sino en todo el mundo, desastres financieros que se convertirán en pobreza, hambruna y estancamiento económico.
Esto último, deberán ser los temas a atender por los presidentes del mundo para aplicar estrategias económicas que impidan estos acontecimientos.
Lamentablemente en México, al menos hasta ahora, no hemos escuchado una voz que llame a realizar una pausa en los trabajos que se llevan a cabo y se centren en crear y organizar estas estrategias que eviten que la pobreza y la falta de alimentos nos arrastren a otra crisis económica y social en los próximos meses.
Recientemente nos enteramos a través de la publicación de la revisión del a Cuenta Pública 2020, que realiza la Auditoria Superior de la Federación (ASF), que existe un desorden administrativo en el presente gobierno federal.
Que este desorden cae en los mismo vicios y errores de las administraciones anteriores donde no se han cuidado los recursos públicos y se han adjudicado obras, se han pagado materiales, medicamentos y diversos productos, y hay faltantes de dinero que no lograran encontrar en los próximos meses y probable que esto sea en años.
Es decir. Muchos funcionarios que enarbolan la bandera del proyecto de la 4T, han caído en corrupción o en mal manejo de recursos.
Nos enteramos que estas irregularidades ascienden a un monto de 63 mil 10 millones de pesos ubicados en algunas dependencias e instituciones que, supuestamente, estarían limpias de corrupción como Segalmex, Insabi y en los costos que se han ido elevando en los proyectos principales de la presente administración federal.
Entonces la información que arroja la ASF es que en los primeros dos años de la administración de Andrés Manuel López Obrador hubo más corrupción, ineficiencia y malos manejos administrativos que en cualquier gobierno previo.
Que, no se han erradicado los viejos vicios y que al igual que en las pasadas administraciones federales, las personas cercanas al presidente han incurrido en actos de corrupción, para su propio beneficio, de Morena o lo peor de miembros de la familia presidencial.
Que también, de acuerdo a la misma ASF, en los primeros tres años de la presentare administración se han invertido más de 1.65 billones de pesos para tratar de rescatar a las empresas productivas del estado, PEMEX y CFE y los resultados siguen siendo negativos.
Esto último se complementará con los resultados que se den a conocer este día de la situación de PEMEX.
En fin, nos hemos dado cuenta que se han desperdiciado muchos recursos económicos que servirían en este momento para fortalecer a los sectores productivos y evitar que suframos de escasez de alimentos, cierre de empresas por la poca venta de sus productos y un incremento de la pobreza.
Es el momento de que el poder Ejecutivo, junto con el poder Legislativo, hagan una pausa a sus actividades y empiecen a diseñar las estrategias que permitan a México ser menos vulnerable a las consecuencias de una guerra que geográficamente es distante, pero económicamente está muy cercana a nosotros.