Por Víctor Barrera
La democracia no puede ser tomada como un instrumento para imponer una voluntad y hacer creer que se protege la voluntad de la ciudadanía y al parecer esto ocurrirá en los próximos meses en nuestro país.
El viernes pasado, finalmente, se definieron las bases para la realización de la consulta de Revocación de Mandato. Y este ejercicio se tendrá que hacer con los recursos que tenga el Instituto Nacional Electoral (INE) y como estos no son los suficientes, se ha decidido que el número de casillas que se establecerán serán tan solo una tercera parte de las que se instalan en una elección federal, que suman 160 mil.
Esto, de entrada, nos muestra como un pequeño grupo ha manipulado el término democracia para favorecer sus intenciones y llevar a cabo una consulta cuyo resultado podría ser fácilmente anulado en caso de no favorecer a las intenciones de este grupo.
Todos sabemos bien que este grupo es Morena y que las intenciones es mantener la popularidad de López Obrador para con ello retener por lo menos el poder en el próximo sexenio.
Si tomamos en cuenta la experiencia del año pasado, en la consulta para iniciar un juicio político y posiblemente penal en contra de los ex presidentes, el porcentaje de la población que salió a votar fue tan solo de un 7 por ciento, lo que nos daría un parámetro de cuál será el porcentaje que se podría alcanzar en esta nueva consulta y posiblemente será el mismo o quizás se duplique la cantidad, pero no más.
Esta consulta entonces, solamente será para atender un capricho más y cubrir esa necesidad de López Obrador de sentirse indispensable para México.
Obviamente, es de esperarse que el porcentaje de electores que pida la continuidad del presidente hasta el fin de su periodo sea superior al 90 por ciento de los que participen, que repito no serán una mayoría importante, porque la verdadera mayoría no saldrá a realizar el ejercicio.
Esto permitirá a López Obrador y Morena argumentar que el resultado es una muestra del respaldo de la gente al presidente y con ello seguir manipulando los resultados a su favor.
En tanto la oposición, podrá señalar que el apoyo a López Obrador y a Morena, se va menguando y que para el 2024 no alcanzaran la misma cifra de votos que obtuvieron en el 2018.
Pero también permitirá ser una tierra fértil para plantear, como lo hizo López Obrador este fin de semana en el marco de la conmemoración de la promulgación de la Constitución Política de 1917, la necesidad de realizar una reforma constitucional político-electoral que permita asegurar que la democracia será protegida y que se aceptara la voluntad de la mayoría de la ciudadanía.
Por consecuencia en el poder legislativo se desempolvarán todas las iniciativas presentadas al respecto, y esperarán la que envíe el Poder ejecutivo para iniciar su análisis y posible aprobación o no.
Pero aun cuando sea muy difícil que esta iniciativa sea aprobada, porque para ello se necesitan las dos terceras partes del voto a favor del Congreso, esta podría ser utilizada como una herramienta eficaz para asegurar que los “conservadores”, los “fifí” y los “traidores”, no quieren un cambio porque podrían perder sus privilegios.
La democracia en nuestro país solo se ha convertido en esa herramienta que se puede enarbolar para conseguir los propósitos de un grupo y no para el beneficio de la población en general