Por Víctor Barrera
Es muy probable que el rebote, que no crecimiento, que mostró nuestra economía en el 2021 de 5 por ciento, de acuerdo a las cifras anticipadas del INEGI, sea motivo de celebración de la administración federal actual.
Sin embargo, esto no es lo mismo para la gente que cada día sale a la calle a buscar los ingresos suficientes para llevar alimentos, educación y salud a su casa.
He cierto que un resultado de 5 por ciento en la economía es importante, pero no debemos olvidar que venimos de una caída de 8.5 por ciento en el 2021, por lo que estamos 3.5 por ciento abajo del nivel que teníamos en 2019, pero si medimos las cifras con el sexenio anterior, estamos en niveles que teníamos en 2016.
Entonces, durante estos últimos años, no hemos logrado un crecimiento económico real que nos permita indicar que la gente ha logrado elevar su calidad de vida.
Existen aún indicadores que nos muestran que no hemos logrado superar los niveles anteriores y que aún nos falta mucho por conseguir para alcanzar las promesas de crecimiento, real, del 6 por ciento.
Es cierto que el nivel de inflación va a la baja, pero sigue por encima de un 7 por ciento, lo que es un dato preocupante si nuestro crecimiento es apenas del 5 por ciento, por lo que este se ve diluido.
Es decir, a pesar de que se celebre un resultado positivo, este solo es consecuencia del rebote que tuvimos después de una caída importante, donde se perdieron millones de empleos y que no se han generado los suficientes para absorber, a cerca de 7 millones de mexicanos que no han encontrado un espacio en el mercado laboral.
Y los que lograron nuevamente acomodarse en el mercado, tienen un salario menor, de acuerdo también a cifras del INEGI, que muestran que la precariedad salarial sigue siendo un problema por resolver en el país.
Si a esto sumamos el incremento a los servicios que otorga el estado, la calidad de vida de los mexicanos se encuentra aún por debajo de la que se tenía en 2016.
Podrá manifestar este gobierno que las finanzas públicas están sanas, que no ha habido un incremento importante en la deuda y que mantiene una calificación positiva entre los organismo internacionales, pero esto poco le sirve a la gente si cada día ve como los precios de los productos básicos se elevan, que su salario no le alcanza para cubrir los gastos para mantener a su familia en un nivel adecuado, que la empresa donde labora, cada día está manejando cifras para evitar despedir a su gente.
Podrá señalar este gobierno federal que seguirá inyectando recursos a sus grandes obras, pero poco sirve a la gente que observa como en tiempos cortos se modifica el trazo del Tren Maya, lo que indica un mayor gasto a lo estimado, que se sigue construyendo una refinería, Dos bocas en Tabasco, que no solucionará por completo el incremento del precio de este combustible en el país, que se inaugurará un aeropuerto, pese a mantener problemas de conectividad de este con otros aeropuertos.
La gente espera que los resultados que celebra el gobierno federal, de verdad sean percibidos por la gente, que se hable de un crecimiento económico con mejores salarios para la gente, para que pueda salir a comprar lo que necesitan y un poco más, que inicie la activación del círculo virtuoso de la economía, donde las empresas puedan vender su productos en precisos adecuados, que puedan con ello seguir en expansión aumentando las plazas laborales, que la gente no tenga que pagar el subsidio de servicios y productos que ofrece el Estado, como las gasolinas, diésel, gas lp, electricidad, agua.
Que el padrón de contribuyentes se amplié y que no sea solo un porcentaje mínimo de mexicanos quienes sostengan las finanzas del país, sino que este se eleve a más del 50 por ciento, a través de la regulación del comercio informal.
Solucionando estos “pequeños” problemas, entonces si podremos celebrar crecimientos, aunque sean de 3 o 4 por ciento.