Por Víctor Barrera  

Sin duda Andrés Manuel López Obrador es una persona que sabe que del caos se pueden sacar algunos beneficios a favor de quien inicia este caos y así lo ha hecho durante el tiempo que lleva como titular de poder Ejecutivo. 

Desde el inicio de su administración la mayor parte de sus declaraciones se ha basado en echar la culpa a quienes lo antecedieron, pero no ha aplicado una estrategia para intentar remediar los problemas que aún persisten. 

Ha señalado que el país estaba envuelto en corrupción y no ha logrado erradicarla, al contrario, esta se ha enquistado aún más y cada día vemos como funcionarios de esta administración son millonarios y aparecen con propiedades y bienes que no pueden explicar a través de ingresos obtenidos en empleos anteriores antes de llegar al círculo cercano de López Obrador. 

Ha manifestado que la pobreza se originó por las administraciones neo liberales que   solo aumentaban la brecha entre los ricos, quienes se veían altamente beneficiados, mientras que a los pobres solo se les otorgaban “programas sociales” con tintes electoreros. Pero esto no ha cambiado en esta administración. 

López Obrador ha manifestado que los conservadores quieren seguir sacando   beneficios económicos y por ello se oponen a sus políticas públicas, Sin embargo, a través de su política de Austeridad y ahorro, el incremento de la población en niveles de pobreza se ha ido incrementando, al grado que más de la mitad de se encuentra en esta situación y no se ha logrado aplicar una política pública para ir bajando estos niveles. 

Ha manifestado, desde el principio de su administración, que se trabaja para que los que menos tienen puedan obtener beneficios y  cambiar su calidad de vida, pero esto no ha ocurrido 

Hasta el momento no han existido políticas económicas que puedan fortalecer a los sectores productivos del país, para que estos generen más empleos y que estos puedan permitir a la población obtener beneficios como acceder al sistema de salud y obtener los medicamentos necesarios para aliviar sus malestares, que a su vez les permitan contar con una cuenta de ahorro y con ella obtener, en varios años, una pensión que les permita mantener una calidad de vida digna en su vejez. 

Esta falta de políticas públicas solo ha dejado como consecuencia que muchas de las empresas, medianas y pequeñas, no hayan logrado sobrevivir a una situación como la ocasionada por la pandemia del covid, y cerrar sus puertas arrojando al desempleo a millones de mexicanos, quienes han recurrido a contratarse o crear un comercio informal, lo que significa obtener un salario precario y sin beneficios sociales. 

Ahora en este año cuando organismos financieros como el Fondo Monetario Internacional (FMI), señala que nuestro país solo alcanzará a obtener un crecimiento solo del 2.8 por ciento, nos indica que la crisis se mantendrá porque aún no recuperaremos los niveles económicos siquiera del 2019, por lo que al paso del tiempo este sexenio se recordará como el peor en la historia moderna del país. 

Ante esta situación López Obrador sigue creando distractores que desvíen la mirada de esta situación y no busca las verdaderas soluciones para que al final de su mandato se pueda señalar que se obtuvieron crecimientos superiores al 2 o 3 por ciento. 

La recuperación total en nuestro país sigue estando lejana y regresar a los niveles de actividad previos a la pandemia nos llevara todo este año y gran parte del próximo año. 

Pese a ello, López Obrador sigue más preocupado por su persona, por su lugar en la historia por su testamento político,  y no por hacer crecer la economía mexicana en beneficio de todos.