La diputada Celeste Sánchez Romero (PT), mediante una iniciativa, plantea reformar el artículo 3° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y el 41 de la Ley General de Educación, a fin de garantizar el derecho constitucional a la alimentación para mejorar la salud de los alumnos y su desempeño escolar y de aprendizaje.
La modificación al artículo 3° es para establecer que en las escuelas de educación básica se impulsarán acciones y programas que mejoren las condiciones de vida de los educandos, con énfasis en las de carácter alimentario; los encargados de realizarlo serán la Secretaría de Educación Pública en coordinación con las autoridades de salud federales.
Mientras que la reforma al artículo 41 de la ley antes mencionada, es para indicar que la Secretaría, en coordinación con las autoridades del sector salud, así como los sectores social y privado, fomentarán programas de orientación y educación para una alimentación saludable y nutritiva que mejore la calidad de vida de las niñas y niños que se encuentren en el nivel básico de educación.
La propuesta, turnada a las Comisiones de Puntos Constitucionales y de Educación, expone que es necesario reformar y armonizar las leyes vigentes en materia de alimentación para las niñas, niños y adolescentes que se encuentren dentro del sistema de educación de nivel básico, toda vez que es la etapa en la cual el desarrollo cognitivo y demás habilidades de aprendizaje se ven mermadas en los educandos derivados de la mala alimentación.
El documento, en su exposición de motivos, señala que la alimentación es parte fundamental para el desarrollo y crecimiento de los seres humanos.
Además, es base primordial para mantener una buena salud para realizar diversas actividades de la vida cotidiana, sin embargo, la buena alimentación ha sido uno de los grandes retos para los países en vía de desarrollo.
Indica que la WPF (Programa Mundial de Alimentos, por sus siglas en inglés) señala que, en Latinoamérica y el Caribe, alrededor de 85 millones de niños reciben alimentos en las escuelas públicas, aclarando que esa comida, en algunos casos, es la única que reciben en un solo día.
La organización manifiesta que los desayunos escolares tienen como objetivo mejorar, por una parte, la nutrición de la niñez y por otro lado, aumentar su rendimiento escolar, toda vez que algunas niñas y niños viven en condiciones precarias y de pobreza lo que dificulta que puedan tener acceso a una buena alimentación y por obvias razones sean vulnerable a diversas enfermedades y bajo rendimiento de aprendizaje, agrega.
Asimismo, estos desayunos brindan diversas ventajas para las y los niños que cursan la educación básica; por ejemplo, al impulsar políticas y programas de desayunos escolares, incrementa el índice de asistencia escolar, aumenta la capacidad de aprendizaje, sirve como herramienta de protección social para el desarrollo sostenible y la inclusión social y se combate la desnutrición.
Por su parte, la Unicef México argumenta que es necesario que las autoridades correspondientes en la materia desarrollen políticas de salud pública integral que coordinen programas para reducir la desnutrición.
De igual forma, seguir impulsando aquellos programas que ya se encuentren vigentes con la finalidad de disminuir los niveles de desnutrición en todas las personas que se encuentren en situación de pobreza extrema y de bajos recursos económicos, puntualiza.